El CO2 es un compuesto químico. Gas a temperatura ambiente, existe en la atmósfera de la tierra (0.038% de la atmósfera). Es un gas de efecto invernadero que se forma en la combustión de todo tipo de combustible por la oxidación de los átomos de carbono.
El dióxido de carbono es usado por las plantas para la fotosíntesis, donde se produce oxígeno, y es producido por la respiración de animales y la quema de algunos combustibles, entre otros.
El CO2 es emitido muchas veces por acciones del hombre. Esta emisión de origen antropogénico se debe principalmente a los procesos de generación de energía, utilizado en los autos, las industrias, los residuos orgánicos, y otros.
El CO2 es el GEI que más influye en el calentamiento y el cambio climático como resultado de las actividades de los hombres. La concentración de CO2 en la atmósfera está aumentando en un modo acelerado de década a década, y así ha sido desde hace mucho tiempo.
El efecto invernadero se ve incrementado cuando aumenta la concentración de CO2 en la atmósfera. Como ya vimos, este incremento produce una alteración en el equilibrio de radiación. El CO2 contribuye al efecto invernadero ya que permite el paso de la radiación solar pero absorbe radiación infrarroja emitida por la Tierra, que luego irradia en diferentes direcciones, dejándola en la Tierra otra vez.
Esto podría traer graves consecuencias como deshielos polares, lluvias, y cambios con una repercusión en la industria agraria y en todos los ecosistemas.
El dióxido de carbono es uno de los gases causantes del efecto invernadero. El incremento de su concentración en la atmósfera está reforzando dicho efecto.
Fundamentalmente, el aumento del efecto invernadero produce una afección sobre el clima, alterando el equilibrio de radiación, dado que permite el paso de la radiación solar pero absorbe la radiación infrarroja emitida por la Tierra. El consecuente incremento en la temperatura atmosférica podría derivar en alteraciones en las corrientes marinas a gran escala, interconectadas con posibles deshielos polares, especialmente en el Ártico y, por consiguiente, en una variación en los regímenes de lluvias de amplias regiones, lo que podría derivar finalmente en una modificación de ecosistemas y una repercusión sobre la producción de alimentos.
El CO2 se utiliza en la industria para la fabricación de bebidas carbonatadas, la cocción de algunas comidas, sistemas neumáticos, extinguidores de fuego, soldaduras, removedores de cafeína, procesos farmacéuticos y químicos, aplicaciones agrarias y biológicas, láseres, polímeros y plásticos, recuperación de petróleo, como refrigerante, producción de vinos y controles de pH, entro otros.
Es fundamental que desde ya, se comience a realizar campañas y decisiones para reducir las emisiones de CO2, y así, combatir de un modo efectivo al efecto invernadero.
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