Este término es últimamente escuchado como algo común en las casas, los colegios, las calles, y en todas partes. Esto se debe a que es algo que todos vivimos y sentimos día a día, que nos afecta directamente, pero pocos saben en realidad qué es, por qué ocurre, y cómo podemos hacer para mejorar la situación actual.
El efecto invernadero es el fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de una atmósfera planetaria, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar.
Según los científicos, esto se está acentuando en nuestro planeta, pues la actividad económica humana, desde la Revolución Industrial, ha incrementado la emisión de gases de efecto invernadero. Esto evita que la energía solar que recibe la tierra todo el tiempo vuelva al espacio inmediatamente, y se retiene mayor energía que la necesaria, produciendo así, un efecto similar al de un invernadero, pero a escala planetaria.
Los gases de efecto invernadero, al cambiar la composición de la atmósfera, desequilibran el balance energético de la Tierra. Al haber más radiación solar que radiación infrarroja de la Tierra al espacio, produciendo un calentamiento. La energía infrarroja emitida por la Tierra es atrapada en su mayor parte en la atmósfera y reenviada de nuevo a la Tierra. Este fenómeno se llama Efecto Invernadero.
En todos estos procesos mencionados, actúa diferentes gases presentes en la atmósfera. Estos gases han estado allí por causas naturales en cantidades reducidas, las necesarias para mantener una temperatura global equilibrada. Es decir, sin el efecto invernadero, sin estos gases, la vida en el planeta no sería posible; pero cuando perturbamos las cantidades de gases presentes, es donde el efecto invernadero se ve afectado de manera negativa. Los gases presentes en la atmósfera son el nitrógeno (78%), oxígeno (21%), argón (1%), y otros gases de actividad radiactiva como el dióxido de carbono, el vapor de agua y el ozono.
Todos los gases que contribuyen en el Calentamiento Global son llamados Gases de Efecto Invernadero (GEI). Los más importantes son:
El vapor de agua (H2O): Es un gas que se obtiene por evaporación o ebullición del agua líquida o por sublimación del hielo. Es el que más contribuye al efecto invernadero por la absorción de los rayos infrarrojos.
EL dióxido de carbono (CO2): Es un gas cuyas moléculas están compuestas por dos átomos de oxígeno y uno de carbono. El exceso de éste en la atmósfera produce un mayor efecto invernadero; pero también se sabe que el aumento de la temperatura del mar por otras causas, produciendo un aumento en la producción del gas; así que su exceso en la atmósfera se puede ver como causa y/o consecuencia del cambio climático.
Metano (CH4): Constituye hasta el 97% del gas natural. Es un GEI con un potencial de calentamiento global de 23; pero de muy baja concentración. Esto significa que en una media de tiempo de 100 años cada kg de CH4 calienta la Tierra 23 veces más que la misma masa de CO2, pero hay aproximadamente 220 veces más dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra que metano por lo que el metano contribuye de manera menos importante al efecto invernadero.
Óxidos de nitrógeno (NxOy): Este termino se aplica a varios compuestos químicos binarios gaseosos formados por la combinación de oxígeno y nitrógeno. El proceso de formación más habitual de estos compuestos inorgánicos es la combustión a altas temperaturas.
Ozono (O3): Se usa industrialmente para la síntesis de algunos compuestos orgánicos, y como desinfectante. Es oxidante. Es más conocido por el importante papel que tiene en la atmósfera. A este nivel es necesario distinguir entre el ozono presente en la estratosfera y el de la troposfera. En ambos casos su formación y destrucción son fenómenos fotoquímicos.
Clorofluorocarbonos (artificiales) o CIFC: Es cada uno de los derivados de los hidrocarburos saturados obtenidos mediante la sustitución de átomos de hidrógeno por átomos de flúor y/o cloro principalmente. Debido a su alta estabilidad fisicoquímica y su nula toxicidad, han sido muy usados como líquidos refrigerantes, agentes extintores y propelentes para aerosoles.
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